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sábado, 22 de febrero de 2014

Uno más de la familia



Era bien entrado el mediodía cuando llegamos a la granja, el padre de Canah reunió a la familia en el salón donde habíamos cenado la noche anterior para comunicarles la noticia. Canah entró como un vendaval por la puerta trasera dejando ver de nuevo su sonrisa

¿ Dónde estabas? -dijo dando un salto hacia mi cuello- Me tenias muy preocupada, te fuiste sin decirme nada con mi padre y mi hermano...

Pude notar sus lagrimas en mis mejillas mientras nos fundíamos en un abrazo y decidí elegir cuidadosamente mis palabras

Frank vivirá aquí a partir de ahora -se adelantó el padre de Canah- con nosotros, trabajará en la granja y dormirá en una de las cuadras

Si quiere puede dormir conmigo -dijo Canah inocentemente

¡No quiero veros juntos más de la cuenta muchachos! -y esta vez su tono si sonó amenazante- que cada uno vuelva a sus tareas inmediatamente, continuaremos la conversación en la comida

Disculpe, eh.. señor -dije en voz baja mientras se marchaban todos- es que no se su nombre para dirigirme a usted...

Pero como...- dijo estallando en carcajadas- puedes llamarme señor Spetnaz. ¿ Lograrás acordarte? -y siguió riendo

Por supuesto señor... ¿ y qué quiere que haga? -comenté

¿ Que se te da bien? Sería mejor que hicieras algo con lo que te sintieras cómodo

Si quiere puedo cocinar, es algo que me gusta hacer y se me da bastante bien

El señor Spetnaz me miró con gesto de incredulidad dudando de si debía realizar esta tarea

¿ No estarás pensando en envenenarnos verdad? -contestó mientras sacaba un cuchillo de su cinturón.

Cerré los ojos esperando sentir la hoja afilada del cuchillo en mi cuello... pero lo colocó sobre mi mano

Hoy me apetece un guiso de liebre- me dijo al oído- espero que sepas  pelarla en condiciones. -y dándome una palmada en la espalda se marchó.

¿Un guiso de liebre? yo no he hecho nada parecido en mi vida -pensé- en menudo berenjenal me había metido. Me metí en la pequeña cocina para ver de que disponíamos para trabajar, había leña cuidadosamente cortada en un montoncito a la derecha. El horno era de piedra y tenía una cubierta metálica por arriba que se graduaba para dejar el paso de más o menos caudal de fuego, En la repisa izquierda habían ollas y demás utensilios y al fondo una puertezuela muy pequeña, la abrí y descubrí una alacena dónde se encontraban todos los ingredientes. Por un lado había toda clase de verduras y por otro sacos de legumbres, harina, arroz....

Encendí el fuego con las ascuas que quedaban en el horno y me dirigí  a por un conejo a la granja,  agarré también un pollo y me dirigí a preparar la comida para toda la familia

Todos se sentaron atraídos por el olor de mi guiso expectantes a la espera de que iba a salir de la cocina y llenarles la panza, yo por supuesto no había revelado todavía que les esperaba. Agarré la comida del fogón ya apagado y la posé sobre la mesa, todos se quedaron mirando absortos el plato que había preparado

¿ Pero qué diablos has hecho con la liebre?  -gritó furioso el seños Spetnaz

Agarré una cuchara y se la ofrecí para que lo probara antes de continuar gritando.

Se llama paella señor y es un guiso muy famoso de donde yo vengo -dije sonriendo

Me miró desconfiado y se metió una cucharada de arroz en la boca, lo saboreó unos instantes sin decir nada manteniendo a toda la mesa a la espera de su veredicto

Muchacho, esto está riquísimo -dijo sonriendo y acto seguido comenzó a comer a una velocidad alarmante

Verlos a todos disfrutar de mi comida con risas me hizo darme cuenta de lo que era sentirme uno más de la familia...